Andalusian I

Pues bien, ese viernes Iván y yo tuvimos que pedirnos el día libre en el trabajo, porque a las once de la mañana teníamos que recoger la furgoneta, donde por cierto nos pusieron algunas pegas porque no llevábamos los carneds de conducir de Pedro y de Ramón originales, llevábamos una copias. Yo intenté explicarle a esos machos con cuerpo de mujer que era imposible que Pedro y Ramón nos dejaran sus documentos originales, puesto que estaban trabajando en Castellón y tenían que venir en coche a Valencia, y necesitaban tenerlo encima, pero nada, que no había manera. Al final se enrollaron y nos dejaron sacarla solamente con las copias.

A la una del mediodía solamente estaba en la puerta de mi casa Ramón, y eso que habíamos quedado todos de una menos cuarto a una. Bueno, la gente fue llegando y fuimos cargando. Fue curioso porque, pese a llevar las maletas con más ropa, las cosas cupieron mejor que en el otro viaje. Claro, esta vez no había que llevar sacos de dormir y uno de los amplis de guitarra nos lo dejaban los de Universal Circus para Jaén y los Martin para Granada, pero vamos, es que parecía que la furgoneta era más grande!!!

Salimos, y empieza el II Festival Itinerante Vito, con Ramón en cabina y Pedro al volante. No recuerdo donde paramos a comer, creo que fue por Albacete, en una gasolinera, donde recordamos juegos infantiles mientras nos comíamos el bocata que nuestras madres o nosotros mismos nos habían preparado sentados en el suelo. Muy chula la escena del padre ejemplar, un señor que viajaba con toda la familia y que de repente se puso a insultar a su hijo diciendo cosas tales como “eres más tonto que mis cojones”, eso sin dejar de lado eso, los recuerdos de los juegos de nuestra infancia, como jugar a “pillar” (o “jugar a toros”, expresión que yo desconocía) y algo más referente al órgano sexual femenino. También curioso el debate sobre dónde termina la pierna y dónde empieza el culo, y esto a cuenta de la depilación de uno de los nuestros.

Vale, rapidito que tenemos que estar en Jaén a las ocho como muy tarde, así que carretera y manta. Especial mención tiene el momento en el que, debió ser por Manzanares o algún pueblo de Ciudad Real, encontramos un puesto de venta de melones llamado “El tío Ramón”, en el cual Cactus Dj casi rompe a llorar de la emoción, entre vítores y aplausos de los pasajeros. También mencionaré dos momentos: uno, en el que, al pasar por Valdepeñas, ciudad natal de nuestro bajista, éste se emocionó igualmente a lo cual yo exclamé: “No sé porqué te pones así, si a ti no te parieron, a ti te cagaron”. El otro momento estelar, el de los cien kilómetros de carretera nacional en el que, en un adelantamiento a un camión, Pedro estuvo a punto de poner fin a nuestra vida, y encima el vehículo contrario, que se puso a hacer las largas intentando decirnos “estáis locos o qué coño os pasa”. Nosotros, como gente amable y simpática que somos, le respondimos con saludos y sonrisas. Claro, Pedro iba a 140 por una carretera de 80. Yo me di cuenta de esto porque, cuando intenté encenderme un cigarro, no atinaba con el mechero, a lo cual alguien dijo “mira para atrás”, y ví con mis ojos como el techo de la furgo temblaba brutalmente de la velocidad que llevábamos.

Bueno, no sé cuantas provincias, túneles y municipios atravesamos, pero a las ocho menos cuatro estábamos en Jaén descargando los trastos. Justo en ese momento llegaban los Universal Circus, así que fuimos entrando los trastos al Iroquai y se organizó una que la flipas. Y nada, decidimos quién tocaba primero, que nos tocó a nosotros, así que montamos las cosas y nos fuimos a dar una vuelta mientras probaban sonido. Will y Rafa llegaron mientras tanto, subimos las maletas a casa de Will, pedazo de ático que tiene justo enfrente de la sala, y luego nos fuimos a dar una vuelta a un parque cercano en el que había una especie de demostración de hípica, muy chulo todo con el atardecer y el parque y todo el rollo, pero un olor a mierda de animal que tiraba para atrás. Sobre las 21,30 fuimos a probar.
Y luego llegaron las prisas, prueba, corre, cena deprisa, baja rápido que son casi las 23,00 y hay que tocar. Y el concierto sonó de puta madre, una potencia espectacular y una sensación muy agradable. El iroquai es una sala muy pequeña, pero, como dice Dani, es mejor tocar en salas pequeñas. Luego tocaron los Universal, que metieron un follonaco impresionante y yo me salí a la calle porque no soportaba el volumen al que estaban, a pesar de que el disco me mola mucho. En la calle estuvimos con Carmen y su amigo, con Julio Demonio, con Eva y Lucía, y con más gente que se acercó a darnos la enhorabuena y a comprarnos algún disco. Gracias a todos, gente encantadora que no conocíamos de nada pero muy simpáticos y super agradables, así da gusto irse a tocar fuera, qué majos, gracias de verdad a todos. Después llegó el tema de la pasta, a aclarar cuentas, y me quedo con la frase de Rafa sobre Will “Qué bueno es el hijoputa”. Después de recoger todo y subirlo a casa de Will, porque la furgo estaba en un parking un poco lejos, pues nos sacamos unos sofás a la terraza de casa de Will, pusieron música y estuvimos hasta las cinco de la mañana hablando, mientras Rafa pinchaba en el Iroquai. En la terraza hacía fresco, yo me tuve que poner la chaqueta, y alguno se durmió allí mismo, pero era normal. Estábamos acabados. Will y su chica, los mejores, nos invitaron a cenar, se enrollaron con la pasta del alquiler y además nos dejaron la casa para dormir, unas colchonetas en el suelo y un colchón de matrimonio y un montón de sábanas limpias. Gracias, gracias, gracias. Si hasta me regaló un disco de Beth Loring… es de puta madre dormir sobre las mismas colchonetas que Delorean, La Mala Rodríguez o Fran Nixon, entre otros muchos.
A la mañana siguiente, a las 12, que era la hora fijada para levantarnos, algunos ya se habían pirado. Will ya nos avisó de que se iría sobre las 10 a Madrid a hacer negocios, así que estábamos nosotros y sus compañeros de piso, que estaban durmiendo. Juanjo y Pedro se despertaron bastante antes de las 12, se ducharon y se fueron a ver Jaén. Ramón hizo lo propio un rato después. Luismi estaba frito. Iván y yo decidimos quedarnos en la casa descansando para ese día, que se presentaba fino. Creo que a la una ya estábamos todos descargando el equipo de casa de Will para cargarlo en la furgoneta. Y pienso que llegamos a Granada sobre las 14.30. Teníamos que ir primero al parking a dejar la furgoneta, luego a la pensión (¿??) a dejar las maletas, comer, y luego hasta las 18.30 que era la hora de la prueba y había que estar en el Sugarpop teníamos algo de tiempo.


Pero eso lo cuento en otro post.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto de la risa de la vida me va, lo juro. Gracias por tanto entretenimiento Vanessa. Espero ver a Indigo pronto en Zgza.

Mariotuyasabesquien.