Estuvimos tocando el Sábado en Aspe, un pueblo de Alicante, un lugar del que la tierra debe emanar no azufre como en los terremotos, sino caballo del bueno, porque madre mía… ¡¡¡Empieza La Risa de La Vida Tour!!!
La cosa empezó rara ya. Iván se despertó de la siesta pensando en el programa ese que ponían cuando éramos pequeños “No te rias que es peor”, descojonado de risa cantando esa canción que cantaban los humoristas cuando acababan los chistes: “Tú eres el fracaso de mi matrimoniooooo”, así que empezamos a contar los chistes que contaba el Señor Barragán y a intentar recordar los dibujos que salían en el panel de premios del programa. Jordi Estadella es siempre un buen comienzo para algo así.
Habíamos quedado a las cinco en mi casa, Ramón venía con su coche desde Sagunto, Pedro y Juanjo en el coche de Juanjo desde Xilxes, y Luismi desde su casa. Iván y yo habíamos recogido la furgoneta en la tienda de alquiler a las doce de la mañana, la Mercedes Vito estaba a punto (bueno, tenía bastante mierda y un faro roto y un golpe en una puerta, pero qué más da), y a las cinco empezaron a llegar los demás. Al principio ya parecía que íbamos a ir un poco justos, los trastos de (cronológicamente) Ramón, los de Iván y los míos, y los de Luismi ya presagiaban que íbamos a ir un pelín justos. He dicho un pelín. Lo mejor estaba por llegar. Aparecen Juanjo y Pedro con el coche de Juanjo a reventar, y a mí ya me da un ataque de risa en la puerta de mi casa de ver la cantidad de trastos que tenemos que meter en la furgoneta, y que no nos caben!!! La historia es que la furgoneta era de nueve plazas (u ocho, pero eso lo cuento más adelante), y los tres asientos de atrás no se pueden quitar, porque somos seis, así que si hubiera estado el espacio diáfano igual no hubiera habido problema. Pero el problema está. Los herrajes de la batería, el bombo, tres amplis incluido el de Luismi que es un tocho, tres guitarras, el bajo y el teclado, los micros, la caja con los cables, las seis maletas… vamos, que al final , para poder cerrar el maletero, uno tenía que meterse por dentro y sujetar las cosas para que no se cayeran. A las cinco y media pasadas ya estaba todo colocado tipo tetris. Ahora llega el turno de ver cómo nos sentamos porque (y aquí viene lo de las nueve plazas) en la parte de delante, junto al conductor, hay sitio para uno y medio, porque el que va sentado en el centro una pierna no le cabe. “¿Quién se sienta ahí? Pues el más delgado…” Ramón empezó le viaje jodido, “¿Qué hacemos?- Me corto una pierna y me pongo la ortopédica”, aunque ni siquiera sé si hubiera cabido una pierna ortopédica en el maletero. Creo que al final no le fue tan mal del todo.
Salimos hacia Aspe. Ramón, en su posición privilegiada de Octavo Pasajero en el centro de la parte delantera y con la consola y el cd frente a él, se pone a pinchar los cds del Rockdelux recopilatorios que yo he cogido de casa, y ahí empieza el “I Festival Itinerante Vito”. Me ahorraré la Session Dj que vivimos, pero no obviaré el papel camaleónico del Dj, que según pasaba en tiempo iba cambiando de nombre. Paso a enumerar algunos de ellos, tanto de la ida como de la vuelta.
- Dj Crema
- Dj Nectar
- Chipirón Dj
- Dj de mierda
- Dj con recursos
- Dj del humor
- Dj Cactus
- Dj Sureño
- Dj Dormilón
- Dj del oeste
- Dj sin recursos
- Dj Bajón
Y unos cuantos más que se me han olvidado. Los mejores momentos de la sesión: Tote King, Bloc Party, Maximo Pork (según Epi), y por supuesto Feria.
Creo que, como algo simbólico, puede valer que, nada más llegar a la sala, Luismi se estaba haciendo pis y entró al baño corriendo, y allí, en el baño, a las siete y media de la tarde, un tío ya le quería invitar a hacerse unos tiros de farlopa. Baños en los que, por cierto, el papel higiénico estaba enganchado con un candado a la tubería.
Para montar en escenario (valga la expresión, tocamos en el suelo) tuvimos que quitar el futbolín y la diana, y amontonar dos sofás al fondo de la sala. El futbolín lo tapé con unas sábanas que tenían los sofás a modo de cobertores. Los técnicos se retrasaron un poco en llegar, como unas dos horas, y luego fue un verdadero caos, tal que Bernardino se puso a discutir con Julián “El Juli”, un tío peculiar y que seguramente va a ser el mejor técnico de sonido que vamos a tener en nuestra vida. Tan peculiar era que no sabía que su última demo está editada por el sello Bcore, curioso, como digo, porque es raro que uno no sepa que sus discos los está editando una compañía discográfica. También destacaremos el papel del Antonio, el dueño de la sala, que se pasó toda la noche de muy mal humor porque, por lo que me contó después, el martes le habían sacado una muela del juicio, aunque a mí me da que estaba de mala leche porque al concierto fueron catorce personas y no recuperó ni de coña el dinero que nos pagó por tocar.
Y aquí es cuando viene ya el caos, y como caos, no puedo representarlo, así que me dedicaré a enumerar situaciones para que los lectores (que cada vez sois más) os hagáis una idea de lo que pasó.
- Cenamos a las doce de la noche. El montaje duró dos horas, trajeron un equipazo de la leche que hubo que colocar, y la prueba duró casi una hora. La frase de “El Juli” “Dame cinco minutos que mire…. (por ejemplo la reverb de la voz)” fue la más repetida en esas tres horas. Teníamos tanta hambre que el estómago de Ramón de devoró a sí mismo. No tengo ni idea de cómo se las arregló para comer después.
- Cenamos en un gallego. Cena espectacular, en la que bebieron alcohol hasta los que nunca beben. La botella de orujo de hierbas se acabó en pocos minutos. Las bravas muy buenas, los chorizos a la sidra escasos, los chipirones (jeje) pincharon. Pero no faltó el alcohol.
- La gente se pensaba que Juanjo y Luismi eran gemelos o mellizos, porque iban vestidos parecido, con barba y gafas de pasta). Para que luego digan...
- El concierto muy bien, muy cómodos (con la pedazo de prueba de sonido, como para no estarlo) y sonamos potentísimos. Cada vez que me giraba Pedro se estaba descojonando. Habían venido unos amigos suyos que eran un encanto, y estuvieron con nosotros toda la noche. Gracias a los dos, majos!!!
- Cagadas en el concierto, unas pocas, pero con la risa se llevaban bien. A mitad concierto, el mismo tío que quería invitar a Luismi en el baño se puso a chillar que “A veces pasa” era la mejor canción que había oído en su vida. Eran las dos y media de la mañana. Acabamos a las tres, como los grandes.
- Vendimos dos discos: uno a Sergio (creo que se llamaba así), el bajista de Capitán América, un chico estupendo y muy simpático, y otro a un tal Paco, que es el que tiene un Restaurante en Novelda que organiza conciertos. Este último nos hizo firmarle el disco a todos, incluido Pedro, que estaba guardando la batería y cuando se agachaba llevaba unos calzoncillos de licra de rayas de todos los colores (le hice una foto sin que se diera cuenta). Bernardino intentó venderle un disco a uno que había por allí pero al final lo único que consiguió fue que el chaval me diera la brasa durante un buen rato porque iba borracho como una cuba. Le di esquinazo yéndome al baño.
- Hacía un calor del copón.
- Perdimos un pie de micro. O lo cambiamos por uno que estaba destrozado. Los técnicos cargaron su equipo en el coche y debieron confundirlo con uno suyo. A partir de ahora lo llevaremos todo marcado. Pero no olvidaré a “El Chorra y El Ayala”, ni la conversación sin sentido que mantuvieron “el Juli” y Antonio en la puerta de Malabar, mientras mujeres entradas en años y ciegas de alcohol enseñaban sus pechos a Pedro, Luismi y compañía que, cansados, se sentaron en la acera de la calle a tomar el fresco. Tampoco olvidaré el trayecto Malabar-CasaEnMitadDeNingunaParte, porque Cactus Dj puso la canción de Feria a toda leche con las ventanillas bajadas, y era curioso imaginar a seis locos en una lata en mitad de la noche con una canción tan horrible como “Cabeza Negra” sonando a toda leche.
- Dormimos en una casa que no tenía luz, ni agua caliente, ni papel higiénico, y que estaba lejos de cualquier sitio. Había mierda para parar un tren de mercancías. Me encantaron dos frases de Antonio, el dueño del bar: la primera, cuando comprobó que no había luz en la casa, que dijo “uy, igual es que no he pagado el recibo”. Igual es eso, pensé yo. “Bah! -dijo él- total, si se va a hacer de día enseguida…”. La otra frase fue la de “En los armarios hay comida, podéis comer lo que queréis”. Eso está bien, porque no había luz para encender el microondas, y en los armarios lo único que encontré fue un bote de Fabada Litoral y otro de Callos. Como desayuno, y fríos, no sé.
- Ramón, mientras íbamos en la furgo hacia la casa esa, empezó a imitar la voz de Mercromina/Nacho Vegas (la voz de Epi, cómo no) repitiendo sin parar la frase “Palomitas de maiz”. Luego intento hacer rimas mientras imitaba la voz con cosas que tenían que ver con las palomitas de maíz. Ya en la casa, se le ocurrió cantar la canción de Feria con la frase “Palomitas de Maíz”, que se convirtió en “Palomitas Negras”.
- No había camas, eran colchones en el suelo. Nos habíamos llevado sacos para dormir. Luismi y Ramón durmieron abajo en el comedor, Iván y yo en una habitación, y Juanjo y Pedro en otra. En el baño no se veía una mierda, con los móviles nos apañamos un poco, aunque me consta que la gente se lavó los dientes en el fregadero de la cocina. Ah, y la lavadora perdía agua, había un buen charco en el suelo, y Ramón se mojó los zapatos.
- A la mañana siguiente solamente se ducharon tres (no diré quién, para no dejar mal a nadie). Lo de agua fría era jodido. Desayunamos/ almorzamos a las 12,30 en una pastelería/cafetería en la que, cuando nos íbamos, se me ocurrió preguntarle a la panadera cuál era el gentilicio de Aspe. “Asperos o Asperas, pero yo los llamo aspirinos”. Señora, no me hable de pastillas, que ya hemos tenido bastantes “asperezas”…
- A la vuelta hacia Valencia los que iban detrás se durmieron. Cactus Dj hizo una sesión tan brutal que dejó secos a los de atrás, Pedro en concreto llevaba las gafas de sol puestas y la boca abierta como un lenguado, y Luismi estaba frito, aunque babas no ví. Pero Ramón le dio al aire acondicionado a tope para ver si los manteníamos vivos hasta llegar a un hospital. Al final se recuperaron.
- Cuando descargamos en Xilxes en el local, nos pudimos recolocar en la furgoneta, así que Luismi sustituyó a Ramón a los platos y empezó la sesión de Rancio Dj o Torro Dj, aunque más abajo adjunto la crónica de lo sucedido relatado por Pedro-Risto Mejide. Ah, y Ramón recupero la circulación en su pierna.
- Y lo último: en esta última parte de la Session Djs en cabina saqué del bolso un disco que robé por error de la CasaEnMitadDeNingunaParte. En la funda del cd ponía Session Progressive- House- Tecno Mixes, pero cual fue nuestra sorpresa cuando, al sacar el cd para que Rancio Dj pinchara algo de calidad, el cd que había dentro no se correspondía con la carátula y… había robado un cd de Grandes éxitos de Iron Maiden!!! ¿No es genial?
El resto os lo imaginais.... jajaja
Por supuesto, el lunes había un chorro de emails de los diferentes Djs de la session. Pero eso lo pongo en otro post, que este es más largo que un día sin pan.
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