Yoko Ono

Cuando presento “Yoko Ono” en los conciertos, siempre digo “Canción para los amigos de mentira”, o algo así, porque realmente el tema de la canción tiene que ver con eso.

Una vez, unos meses antes de grabar el disco, un día que me pasé por el estudio, hablando con Dani sobre cosas que no vienen al caso, salió el tema de los Beatles. Dani decía que lo más sencillo cuando hay problemas entre dos es echarle las culpas a un tercero, es decir, más o menos lo que pasó con los Beatles, que cuando Paul McCartney y John Lennon disolvieron los Beatles la gente decía que la culpa de todo la tenía Yoko Ono. Recuerdo que en aquella conversación, en la que había más gente hablando, unos decían que Yoko Ono era una buena pieza y que realmente era la culpable de la división, y otros (entre ellos Dani) decían que no, que si los Beatles se habían separado era porque realmente McCartney y Lennon se llevaban mal de antes, y que lo de Yoko Ono fue, o bien una excusa, o bien el detonante, pero que la responsabilidad no recaía exclusivamente en ella. Yo, dicho sea de paso, de los rifirafes personales de los Beatles no sé mucho, así que estuve calladita en lo que a esa cuestión se refiere, pero lo cierto es que aquello me hizo pensar. Es verdad lo que decía Dani, si Lennon y McCartney no hubieran tenido sus diferencias, no habrían acabado mal, pero también es cierto que hay gente bastante influenciable por terceros que es capaz de renunciar a cosas solamente por eso. Además, a esa cuestión hay que sumarle que casi siempre las “damnificadas” son las mujeres, las eternas culpables de las diferencias de los hombres, cuando yo lo que realmente creo es que si un hombre sacrifica algo por una mujer es, o porque lo que deja le importa poco, o porque es un hombre débil que, puesto entre la espada y la pared, no es capaz de imponer su criterio y de ser firme. Aquella conversación me hizo ver a Yoko Ono un poco como una víctima de una sociedad pseudo machista y terriblemente frágil (pese a que nunca me ha caído bien esa mujer, no sé porqué, quizá porque la veo un poco como a una groupie de la época). Pero no hay que olvidar que la historia del rock (como casi todas las historias) las escriben los hombres, así que echarle la culpa a una mujer es muy muy fácil.

En fin, recapitulando, la pista empieza con una bronca espectacular de violines y cellos dale que te pego (creo que es la canción con más producción de todo el disco) y luego las dos voces que también parece que se estén peleando, porque los harmónicos agudos son muy agudos, jeje, y por debajo la melódica haciendo cosas, un jaleo de canción, vamos. A la gente le ha gustado mucho, aunque a mí, tengo que decir, que cada vez le tengo más manía, supongo que porque en directo no acaba de cuajar bien (y eso que no es muy larga) y porque, como he dicho en otro post, cada vez me resulta menos apasionante. Me gusta la melodía, los arreglos, la guitarra del oeste, la mezcla... si es que está muy bien, Juanjo hizo un trabajo espectacular, y Dani también, pero es que para mí ha perdido todo el sentido. Quizá algún día lo recupere, supongo que es cuestión de un fluir, de repente no te gusta y luego te gusta otra vez, pero es que ya no tengo ganas de vengarme de nadie, ni de sentirme sola o triste, supongo que es como esa página de un diario en la que cuentas algo que en su momento te pareció muy importante, y unos años después la lees y dices “ya ves, no era para tanto”, o algo así, y entonces eso que un día te pareció tan importante lo ves como algo más ligero, menos pesado, menos importante, y te avergüenzas un poco.

Con esa canción me pasa algo así. El corte habla de cosas personales y de reflexiones sobre las discrepancias entre la gente, pero el trasfondo final es ese, el de los amigos de mentira. Yo he tenido muchos amigos, unos de verdad (los que están ahí), otros que da igual que estén o no, y otros que no eran amigos aunque lo pareciesen. Cuando se van te sientes mal, y entonces intentas pensar que la responsabilidad de ese alejamiento la tiene un tercero, pero luego, cuando pasa el tiempo, te das cuenta de que el verdadero afecto tiene caminos más sencillos que el de la trifulca y la reyerta, y la separación final, y que si hay separación final, es porque realmente esa separación siempre estuvo, aunque solapada o disimulada.

Pero cuidado, que yo no tengo nada en contra de Yoko Ono. Que conste que era solamente un ejemplo.

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