El proceso (1)

Creo que no es muy habitual hacerlo así, pero hemos grabado y mezclado el disco en cinco días.

Esta grabación no ha tenido nada que ver con la anterior. La del primer disco la hicimos entre febrero y junio del 2006. Cinco meses en los que íbamos grabando pistas en días sueltos. Primero grabamos las baterías de dos o tres canciones, luego íbamos completando con el resto, y luego los instrumentos de cuerda y viento, porque, claro, teníamos que adaptarnos a su disponibilidad, así que la cosa se alargó. Fue una grabación muy relajada, porque íbamos a grabar una tarde a la semana, dos a lo sumo, y de hecho íbamos preparando unas mientras grabábamos otras (por eso La Risa de la Vida se compuso sobre abril, se ensayó en mayo, y se grabó en junio). Estuvo bien, por eso teníamos, o tenía yo, un poco de miedo en la grabación de este segundo disco. Íbamos a hacer algo que ningún miembro del grupo había hecho antes, y encima con las prisas del mastering etc. (eso lo cuento luego). Pero es de puta madre grabar un disco como lo hemos hecho ahora, yo creo que está muy bien, porque ha sido como un peldaño más, demostrarnos a nosotros mismos que podemos grabar un Lp de diez canciones en tres días y mezclarlo en dos, eso es cojonudo, por lo menos a mí me lo parece. La palabra que lo definiría todo es “frenético”, pero bueno, lo llevábamos todo ensayado y pensado, así que no hubo “producción” al uso. Lo que hubo fue ejecución.

Ahora mismo no recuerdo el orden exacto de la grabación de las canciones. El viernes 31 de agosto todos menos Pedro, Iván y yo estaban trabajando, así que ese día estuvimos grabando una canción acústica, la base, y dos baterías de dos medias canciones que tenían tempos diferentes en cada parte. Para que me entendáis: hay un par de canciones del disco que tienen una velocidad al principio y a mitad de la canción cambian la velocidad (para hacerse más rápidas). Para grabar las claquetas, los metrónomos, hay que hacerlo muy bien, porque las partes de la canción tienen que estar ensambladas sin que se note, por eso es muy importante hacer bien el empaste, y por eso durante la mañana del viernes estuvimos haciendo eso. Sonorizamos la batería, grabamos la guitarra de la última canción (la acústica), con la que también tuvimos algún problema, porque teníamos sacados los tempos y luego hubo que cambiarlos porque eran otros, y grabamos esas dos medias baterías. Fuimos a comer al Django, y a las 16,00 empezaron a venir los que faltaban. Juanjo, como salía de trabajar más tarde, llegó el último. Mientras Juanjo llegaba grabamos un par de canciones (creo), las que iban con teclado, porque luego el teclado había que grabarlo aparte. Después, cuando llegó Juanjo, creo que grabamos un par más, pero no me acuerdo bien.

El proceso de grabación era “en directo”: nos metíamos todos dentro de la pecera menos Iván (la acústica no se puede grabar en directo) y tocábamos la canción como si fuera un ensayo. Yo no podía cantar, porque mi voz se podía colar por los micros de la batería y los amplis, así que Dani me puso un micro bajito, y yo me metí dentro también para cantar algunas palabras o frases sueltas y marcar por donde iba la canción. Luego, aparte, habría que grabar las acústicas, los teclados y las voces, pero se hace así para “armar” la canción, hacer el esqueleto, y luego los arreglos.

No recuerdo el orden de grabación. Yo llevaba, como siempre, unos papeles con todo anotado, pero no establecimos un orden. Sí que sé eso, que las dos o tres primeras eran las que Juanjo tocaba el teclado (porque, como lo iba que tener que grabar aparte, daba igual), y cuando vino Juanjo nos pusimos con las que Juanjo toca la eléctrica, o sea, que debieron ser la 3 y la 5 las primeras que hicimos todos juntos, pero, como digo, no me acuerdo.

Después del viernes por la tarde, todo lo demás está como difuminado, confuso, porque no recuerdo qué pasó exactamente, está todo desordenado en mi cabeza, no sé si pinchamos el bajo el domingo o el sábado, o si Ramón grabó sus pistas en un orden u otro. Sí que sé que el domingo por la mañana estuvimos grabando acústicas, y de eso me acuerdo porque la noche anterior había sido el FRA de Alaquas, que tocaba Maximo Park, y esa mañana no vino nadie porque todos se habían ido por la noche al festival menos Iván y yo, y que grabé las voces de tres canciones para que los demás pudieran grabar sus voces sobre la mía, aunque pienso que eso fue irrelevante porque al final del domingo aún quedaban cosas por grabar y las voces se debieron grabar entre el lunes y el martes por la tarde, según iba viniendo la gente. El domingo por la tarde estábamos todos hechos polvo, unos porque no habían dormido, y Iván y yo porque habíamos estado grabando por la mañana, y ya llevábamos tres días allí. El domingo por la noche estaba agotada, y creo que me agotaba más saber que el lunes por la mañana tenía que ir a trabajar, porque se acababan las vacaciones de verano y había que volver al curro. El lunes día 3 de septiembre, por la mañana, estaba en la oficina como un zombie mirando la pantalla del ordenador y atendiendo llamadas de clientes sin saber muy bien cómo podía mantenerme despierta, y sabiendo que por la tarde a las 16,00 tendría que volver al estudio, durante todas las tardes de esa semana, y sin poder descansar apenas. Pero como digo, “frenético”, y de las mejores experiencias de la vida.

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