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Todas las canciones tiene un sentido siempre para la persona que las compone. Un sentido de construcción. Para los pintores ocurre igual, también para cualquier artista (y no quiero decir con esto ni que los compositores sean artistas, ni por supuesto que yo lo sea, más bien al contrario. Pero bueno, lo que quiero decir es que en cada canción que se compone siempre se va algo del que la compone, mucho o poco. En esta no se fue mucho de mí.
Un mirlo blanco, para los mirlos, es como una oveja negra para las ovejas. Es el que da la nota. El título lo cogí de un videoclub al que iba cuando era pequeña, cuando aún existían los videoclubs y estaban llenos de cajas de películas vacías con unas cartulinas de colores con números apuntados. Eso ya no ocurre, ahora está todo informatizado. Pero recuerdo ver delante de mí estanterías infinitas llenas de cajas llenas de historias. Aventuras dentro de cajas, que dirían los Nadadora.
También tiene algo esa canción de un momento difícil, cuando al padre de una amiga muy amiga le diagnosticaron un cáncer (al final, y después de un año de agonía, el hombre murió), y por aquella época Iván y yo estábamos buscando banco que nos financiara la hipoteca. Era un buen hombre, bueno, todos lo son, hasta los malos, pero este era bueno. Me llamó mi amiga y seguidamente me llamó Iván. Fue un momento muy raro.
Lo de Van Gogh es por la película de su biografía, la hace Kirk Douglas y Anthony Queen, pero el protagonista es Kirk Douglas, que hace de Van Gohg, y al final de su vida pinta un cuadro lleno de cuervos negros, justo un rato antes de suicidarse. Me pareció bonito que los pájaros negros estén demonizados en la iconografía occidental y que un mirlo blanco, pese a ser blanco, también lo esté.
Ahora, con el paso del tiempo, me doy cuenta de que la canción es bastante siniestra.
En fin, no creo que esta sea una canción rescatable. Al menos de momento.
El tiempo lo dirá.
O no.
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