Ayer tocamos con The Long Winters, un grupo americano, en el Wah Wah. Íbamos de teloneros, un miércoles, así que la cosa no pintaba muy allá. Aunque claro, siempre puede salir peor, como salió.
Para empezar ya J. llamó a Iván y le dijo que los americanos se iban a retrasar una hora, con lo cual no hacía falta que estuviéramos a las 18,00, sino a las 19,00. Llegamos a esa hora y, nada más llegar, Juanjo llama a Iván y le dice que están llegando pero que se ha dejado la guitarra en casa (en Xilxes). Vale, pues nada, empezamos a pensar de donde sacamos una guitarra, Jesús Polar que andaba por allí se ofreció, pero yo me acordé de la Telecaster que me regaló Iván, (que no es que no me acordara de que la tengo, es que cuando pienso en guitarras eléctricas nunca se me pasa por la cabeza que yo tengo una) así que pillamos a Luismi, que llegaba en ese momento, descargamos sus trastos y el ampli y nos metimos Juanjo (que ya había llegado), Iván y yo en su coche, rumbo a mi casa.
Llegamos al Wah Wah a las 20,00, y los americanos seguían sin aparecer. Ya la cosa empezaba a ponerse fea porque la apertura de puertas oficial era a las 21, y aún tenían que llegar los americanos, montar, probar sonido, y luego montar nosotros (claro, ya estábamos allí, no teníamos que llegar) y probar nosotros. Ah, y cenar, pero eso como que daba un poco igual, no? A eso de las 20,30 llegan los americanos, tranquilamente, y se ponen a montar. De cena nos trajeron un par de pizzas para siete personas, yo no tenía hambre, pero me consta que a varios se les pasó por la cabeza ir a comprar bocatas al bar de al lado. ¿Y por qué no fueron? Para no liarla más. Mientras, los americanos probando tranquilamente, y la gente en la puerta haciendo cola. Y nosotros sin probar. Además, me había llamado Manolo para decirme que el grupo que había tocado con los americanos el día anterior en Madrid no habían podido probar. Estábamos todos cada vez más tranquilos, vaya.
21,30. En la puerta han puesto un cartel diciendo que el concierto empieza a las 22,00 (en lugar de a las 21, como ponía en un principio). Los americanos están acabando de probar, y va el batería y dice (en inglés, claro) que si puede irse a hacer la colada, que es que si no lavan la ropa ahora al día siguiente no va a estar seca. Total, no sé cómo le convencieron para que la hicera al acabar el concierto. A mí, que Juanjo se dejara la guitarra me había hecho gracia, que hubiera pequeños desajustes, incluso lo de la colada me hizo gracia, pero, jaja, que risa, cuando nos tocó probar a nosotros.
21,50. Empezamos a montar. Lo dejamos todo colocado enseguida, y nada, nos subimos a probar. A todo esto, 100 personas en la puerta esperando que abrieran. Empiezan a probar por instrumentos, y cuando ya está todo más o menos, ale, tocar una, vale, tocamos La risa de la vida. Creía que iban a empezar a sangrarme los oidos cuando sonó aquello, no sé si por lo fuerte que estaba o por lo mal que sonaba. Pedro no se oía por monitores, yo tampoco, Juanjo tampoco, Iván un poquito, el resto nada porque bueno, llevaban los amplis, y aquello era infernal. Lo típico: El técnico dice "esto es lo que hay, no puedo hacer nada más", porque encima dice que no puede cambiar los volúmenes del otro grupo, así que nada, te aguantas y tocas con su sonorización, y entonces uno sabe que está a punto de hacer un concierto lamentable, yo creo que la resignación es ya lo único que queda, porque yo quería irme de allí corriendo, pero es que la gente... ¡¡¡estaba oyendo desde fuera la prueba de sonido!!! y es que eran las 22, 15...
Abren la puerta, yo saludo a unos pocos amigos (los que me da tiempo), y a las 22,30 estamos arriba. Tengo que reconocer que lo estoy escribiendo y me está dando risa, resulta todo tan cómico... Bueno, 35 minutos no dan para mucho, otra vez el calor y otra vez los problemas de sonido, nadie de los que estábamos en el escenario oía nada bien y todos estábamos tocando de memoria (eso, por otra parte, es buena señal, significa que somos buenos chicos y que ensayamos mucho y bien, jajaja), así que una mierda, vamos, una puta mierda de concierto, aunque, curiosamente, la gente estaba muy atenta e incluso bailaba y todo!!! Bajamos y a recoger corriendo, corre, date prisa, 150 personas alli dentro y nosotros recogiendo trastos entre el público, dispersos entre el camerino, el almacén, y el resto de la sala, de un lado para otro. Me hizo gracia que, en uno de esos viajes que hice al almacén, me crucé con los americanos y me dijeron algo en inglés que no entendí (porque había mucho ruido, no por otra cosa, ojo), pero sonreían mucho y me hacían gestos tipo la mano con el pulgar levantado, en plan "eh, de puta madre", a lo cual yo solamente hice que sonreir porque estaba negra y tenía prisa. Luego, más tarde, tuvimos la oportunidad de hablar con ellos un poco y nos dijeron que el concierto les había gustado mucho y que, si volvian a España, querían volver a tocar con nosotros, míralos qué majos, tenían pinta de buena gente, sabían cuatro palabras en español y nosotros ocho de inglés (bueno, más o menos, jeje, hablo por mí, Ramón, Iván y Juanjo sí que controlan), y uno, Jonathan, se presentó y estuvimos hablando, y luego también con el batería, el que quería hacer la colada antes del concierto, con ese también (que llevaba las gafas empañadas del sudor), y con el cantante, muy majos. Como diría Vicente, unos desahogaos, pero muy majos.
Y bueno, que salimos de allí a la 1,30, porque hasta que no acabó el concierto de The Long Winters no nos fuimos, no podiamos sacar los trastos con toda la gente allí, así que nos esperamos a que acabara, sabiendo que hoy íbamos a ir a currar de mala manera, pero no quedaba otra. Durante el concierto anduvimos dispersos por ahí, yo gasté un par de tickets, uno que me dio Juan y otro que tenía yo, y me bebí un par de cervezas, y estuve bastante rato en el camerino, debo recordar que estaba con un catarro importante (que de hecho sigo con él) y me había tomado todo el ibuprofeno y el paracetamol del mundo, pero ya estaba harta. Los demás, unos vieron el concierto a ratos, o no sé. Solo sé que en un momento determinado estábamos Iván, Pedro, Vicente y yo, en el camerino (por llamarlo de alguna manera), comiéndonos una bolsa de mezcladillo de ese de pipas y quicos del Mercadona que tenían los americanos por allí sin empezar, y que Pedro e Iván jugaban a ver si encestaban las cáscaras de las pipas en el cubo de la basura. Luego salimos a ver el concierto, hasta que terminó.
Todos estuvimos de acuerdo en que el concierto fue una mierda, aunque a la gente le gustó y tal, pero no, no moló nada, porque no nos escuchábamos y estábamos un poco tensos y no lo disfrutamos como hubieramos debido, pero vaya, que tampoco estuvo tan mal, en realidad es cojonudo que te pasen estas cosas, porque es mejor que te pase esto a que no te pase nada, digo que no moló pero me refiero al concierto así, en abstracto, en lo que a concierto se refiere, técnicamente, vamos, pero estuvo guay, yo me lo pasé bien, o al menos hoy lo recuerdo bien, que es que me pongo catastrófica, soy así, "es lo que hay", como diría el técnico, no estuvo mal, a mi me da risa ahora que lo estoy escribiendo, jeje, lo vimos nosotros peor desde dentro que la gente desde fuera, pero ojo, nuestras conciencias están tranquilas. Como diría Ramón: "La culpa de todo es del técnico de sonido".
En fin, un concierto más a las espaldas. Ya veremos cuándo es el siguiente... solamente espero que no sea entresemana. Todavía tengo sueño...
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1 comentarios:
qué va! estuvo muy bien! he colgado una foto en mi blog! pásalo bien en madrid!
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